Costumbres
- Geishas.
Lejos de tratarse de meras mujeres que brindan
entretenimiento sexual, las geishas gozan en la cultura japonesa de buena
reputación. Son profesionales del entretenimiento masculino, para lo cual se
preparan, algunas incluso desde niñas. Deben poseer cualidades para las artes
japonesas, la música, el baile y la narración para llevar a cabo su oficio.
Originalmente también existían geishas hombres, pero en la actualidad esta
profesión solo se reserva para mujeres.
- Extraños platos
La gastronomía asiática puede presentar un reto para el
turista que desee vivir al máximo su experiencia cultural. Éste, si está en
China, podrá encontrarse con el desafío de vencer los prejuicios occidentales
para así disfrutar de una sopa de caparazón de tortuga, las patas de gallo o
cabezas de pez. En Camboya, podrá deleitarse con una crujiente tarántula,
mientras que en Japón tendrá la posibilidad de saborear esperma de pez. Como
versa el dicho: sobre gustos no hay nada escrito.
- Pies descalzos
Una de las costumbres más conocidas y extendida en toda Asia
es dejar el calzado afuera cuando se ingresa a un lugar. Se cree que entrar
descalzo a una casa es señal de respeto por el anfitrión, aunque hay otras
teorías que creen que podría estar relacionado con la necesidad del pie de una
correcta respiración, si se tiene en cuenta la importancia que los chinos le
otorgan a la podología.
- Okali
Okali es un rito religioso practicado por comunidades en el
sur de India que consiste en lanzar desde 15 metros de altura a bebés de entre
3 meses y 2 años. La costumbre se hace anualmente desde la terraza de un
templo. Impulsada por sacerdotes, busca que los niños tengan suerte, salud,
prosperidad y fuerza en sus vidas. Debajo aguardan al bebé sus padres,
familiares y amigos con una sábana gigante para amortiguar la caída.
- Ruido al comer
En Japón, lo que en occidente se considera mala educación,
allí es un gesto de respeto por un tercero. Los japoneses suelen hacer ruido al
comer, incluso mucho ruido, ya que está considerado una señal de educación. De
esa manera transmiten su placer por la comida que están ingiriendo buscando así
agradecer y congratular a quien cocinó el plato.
- Mujeres jirafa
Las mujeres de la tribu Karen en Tailandia, conocidas como
las Kayan, que nacen los miércoles de luna llena son privilegiadas, por lo
tanto acceden al honor de colocar anillas doradas en su cuello para alargarlo
hasta alcanzar dimensiones increíbles. Los collares se incorporan a medida que
pasan los años y no pueden quitárselos, ya que de hacerlo se desnucarían por la
flacidez de los músculos.
- Pies vendados
Entre los siglos X y XX, las mujeres chinas fueron sometidas
a un doloroso ritual con un solo fin: ser más bellas. La práctica de los “pies
vendados” se realizaba para impedir el crecimiento normal de los miembros.
Sujetados fuertemente por vendas, los huesos del pie se rompían y se
reformaban, llegando a medir entre 10 y 15 centímetros. El denominado “pie de
loto” era considerado la parte más erótica del cuerpo de la mujer. En 1911 el
vendaje de pies fue prohibido, sin embargo, todavía se realiza en las regiones
más conservadoras.
- Automomificación
Durante 900 años, los monjes budistas se sometían a un
proceso de momificación en vida lento y
tortuoso. Primero, adoptaban una dieta con el fin de reducir
drásticamente la grasa de su cuerpo y evitar, así, la rápida descomposición de
su cuerpo. Luego ingerían un té para deshidratarse. Finalmente, bajo un refugio
bajo tierra, eran ingresados en posición de loto. A medida que corrían los
días, el monje rezaba y soplaba una campanilla para alertar que aún seguía con
vida. Cuando ya no sonaba, se confirmaba su deceso. Unos 1000 días después, era
desenterrado.