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viernes, 24 de septiembre de 2021

Costumbres

Costumbres 

Asia, el gigante continente tan lejano para los occidentales, guarda en su inmensidad las más extrañas costumbres. Muchas de ellas eran prácticas comunes en la antigüedad, pero en la actualidad solo un puñado las sigue llevando a cabo. Algunas, incluso, son atractivo turístico

  • Geishas.

Lejos de tratarse de meras mujeres que brindan entretenimiento sexual, las geishas gozan en la cultura japonesa de buena reputación. Son profesionales del entretenimiento masculino, para lo cual se preparan, algunas incluso desde niñas. Deben poseer cualidades para las artes japonesas, la música, el baile y la narración para llevar a cabo su oficio. Originalmente también existían geishas hombres, pero en la actualidad esta profesión solo se reserva para mujeres.


  • Extraños platos

La gastronomía asiática puede presentar un reto para el turista que desee vivir al máximo su experiencia cultural. Éste, si está en China, podrá encontrarse con el desafío de vencer los prejuicios occidentales para así disfrutar de una sopa de caparazón de tortuga, las patas de gallo o cabezas de pez. En Camboya, podrá deleitarse con una crujiente tarántula, mientras que en Japón tendrá la posibilidad de saborear esperma de pez. Como versa el dicho: sobre gustos no hay nada escrito.



  • Pies descalzos

Una de las costumbres más conocidas y extendida en toda Asia es dejar el calzado afuera cuando se ingresa a un lugar. Se cree que entrar descalzo a una casa es señal de respeto por el anfitrión, aunque hay otras teorías que creen que podría estar relacionado con la necesidad del pie de una correcta respiración, si se tiene en cuenta la importancia que los chinos le otorgan a la podología.



  • Okali

Okali es un rito religioso practicado por comunidades en el sur de India que consiste en lanzar desde 15 metros de altura a bebés de entre 3 meses y 2 años. La costumbre se hace anualmente desde la terraza de un templo. Impulsada por sacerdotes, busca que los niños tengan suerte, salud, prosperidad y fuerza en sus vidas. Debajo aguardan al bebé sus padres, familiares y amigos con una sábana gigante para amortiguar la caída.



  • Ruido al comer

En Japón, lo que en occidente se considera mala educación, allí es un gesto de respeto por un tercero. Los japoneses suelen hacer ruido al comer, incluso mucho ruido, ya que está considerado una señal de educación. De esa manera transmiten su placer por la comida que están ingiriendo buscando así agradecer y congratular a quien cocinó el plato.



  • Mujeres jirafa

Las mujeres de la tribu Karen en Tailandia, conocidas como las Kayan, que nacen los miércoles de luna llena son privilegiadas, por lo tanto acceden al honor de colocar anillas doradas en su cuello para alargarlo hasta alcanzar dimensiones increíbles. Los collares se incorporan a medida que pasan los años y no pueden quitárselos, ya que de hacerlo se desnucarían por la flacidez de los músculos.



  • Pies vendados

Entre los siglos X y XX, las mujeres chinas fueron sometidas a un doloroso ritual con un solo fin: ser más bellas. La práctica de los “pies vendados” se realizaba para impedir el crecimiento normal de los miembros. Sujetados fuertemente por vendas, los huesos del pie se rompían y se reformaban, llegando a medir entre 10 y 15 centímetros. El denominado “pie de loto” era considerado la parte más erótica del cuerpo de la mujer. En 1911 el vendaje de pies fue prohibido, sin embargo, todavía se realiza en las regiones más conservadoras.



  • Automomificación

Durante 900 años, los monjes budistas se sometían a un proceso de momificación en vida lento y  tortuoso. Primero, adoptaban una dieta con el fin de reducir drásticamente la grasa de su cuerpo y evitar, así, la rápida descomposición de su cuerpo. Luego ingerían un té para deshidratarse. Finalmente, bajo un refugio bajo tierra, eran ingresados en posición de loto. A medida que corrían los días, el monje rezaba y soplaba una campanilla para alertar que aún seguía con vida. Cuando ya no sonaba, se confirmaba su deceso. Unos 1000 días después, era desenterrado.



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